Los supervisores

domingo, 29 de agosto de 2010

Esta semana

Esta semana me mudé a mi casa otra vez. Con la tesis y la malaria económica había reculado al depto de mi vieja, pero como ahora ya terminé y algo de platita entra, ya puedo estar en casa.
Por consiguiente, esta semana me moví un montón, por hacer ejercicio y no gastar, caminé para todos lados muchísimo.
También, esta semana, como estaba sola en casa, apenas si comí, porque cocinar para una misma es un embole, y porque como no me tiento no tengo hambre.
Esta semana además tuve que ordenar mi casa (y la sigo ordenando) porque traje cosas de la de mi vieja que no tengo donde guardar, así que moví cajas, me subí a sillas, corrí muebles, lavé y barrí pisos, en fin, todas esas cosas que a las Ingals les garantizaban una silueta perfecta más allá del corset.

Y esta semana señores... SOLAMENTE BAJÉ 800 GRAMOS.

¿Qué derecho tiene mi metabolismo a quedarse cómodo y no hacerme bajar muy mucho si no comí y me moví como una loca? ¿Está enojado conmigo porque no le doy más el gusto con las milanesas? ¿Me quiere sabotear mi llegada espléndida al verano? No lo sé, lo único que sé es que si pudiera meterme dentro mío y encontrarlo a Don Metabolismo lo cagaría a trompadas... He dicho

miércoles, 25 de agosto de 2010

Derrota al placard 1: Kosiuko

Cuando yo tenía 15, esa marca era LA marca de jeans que todas debían usar si querían ser "divinas, top, superstar". Y yo quería moría DEBÍA tener uno de esos. Así que, después de mucho torturar a mi madre con la idea de comprarme uno "porque todas tienen y si yo no tengo me muero", me dirigí al local, con mi mejor sonrisa e ilusión adolescente. Al llegar, estaban la vendedoras escuálidas, que no me dieron bola, hasta que comencé a revisar los percheros. Se me acercó un intento de ser humano que debía pesar unos 50 kilos, me miró de arriba a abajo (le costó, porque yo ya era alta) y me dijo: "¿Te puedo ayudar en algo?" "Sí, quiero un jean". "¿Para vos?" risita sarcástica "tu talle no trabajamos".
Puñal en el corazón, nena de quince se va corriendo, llorando...

Veinte kilos después, y un año más tarde, vuelvo... La vendedora la misma. Me pruebo toooooooooooooooooooodo el negocio, y cuando voy a pagar le digo "Ay sabés que, a mi me gusta esto, pero es muy berreta, mejor voy a otro lado". Y la vendedora se queda con cara de quien perdió su comisión.

Me compré el jean sí, pero en otro lado, y fué la gloria, pero después volví a engordar y el mismo quedó abandonado en el fondo del placard. Hasta que hoy me lo probé, y ¿saben qué? ¡Me queda divino!


Perdón, pero hay que ser contorsionista para sacarse buenas fotos con la webcam

lunes, 23 de agosto de 2010

¿Adivinen qué?

Estoy con el celu sin batería, así la foto se las debo, y van a tener que tomar mi palabra enserio:



PESO 75,5 :D


Yo sabía que había bajado, estoy chocha. Sigue siguiendo la dieta. Besos saltando en una pata (eso también adelgaza).

Un mes y tengo cintura

Hoy el blog cumple un mes. Hace un mes que buscando la entrada a otro donde reinan los errores ortográficos, cree éste. ¡Es un niño!
Si bien para que la dieta cumpla un mes faltan un par de días, ya me siento bastante más delgada. Igual todavía la ropa del ropero sigue sin entrarme, no se vayan a creer.
En este momento estoy en mi casa de fin de semana (¿re top no?) en un pueblo que se llama San Ignacio, donde hay unas famosas ruinas jesuíticas y donde no tengo balanza. Pero si tengo web cam.

Panza de frente (¿¿¿¿vieron que tengo cintura????)


Panza de perfil

Esto se ve desde mi ventana :)

Como pueden observar, algo de resultado ha dado la dieta. El globo aerostático que tenía por abdomen desapareció. Igual falta mucho por hacer todavía. Veré si hoy, cuando vuelvo a la civilización (mi casa queda en el linde del monte, a dos cuadritas del río), puedo empezar el gimnasio. En cuanto a danza, decidí que tengo que buscar otro estilo donde la media punta y las poses en el suelo no formen parte: voy a empezar folklore. Yo se que sé van a reír, pero a mí, bailar, me hace mucho muy bien, casi tanto o más que cantar. Así que bueno, con la idea renovada, seguimos la dieta. Cuando vuelva a casa me peso, y les cuento si todo esto es ilusión óptica o si realmente hay un cambio en mi peso.

sábado, 21 de agosto de 2010

Regreso a la vida sin sal




Buenas y santas, luego de una semana de desaparecida, vuelvo a actualizar mi blog para confesarles que he pecado. Mi viaje a Buenos Aires estuvo plagado de sal, azúcar, grasas y carbohidratos, y no pude hacer nada al respecto, excepto caminar muchísimo para compensar algo. Ojo, no me maté comiendo ni nada de eso, pero el bolsillo apretado y la vergüencita para decirle a mis amigos y parientes que "yo con sal no como" pudo más que el poder adelgazante de mis ideas. 




El primer día fuí al barrio chino y enterré la mitad del sueldo en boludeces que no necesito pero que están re copadas. Luego a la Quinta Avenida donde no me compré nada porque había enterrado el sueldo en el barrio chino y era mucho para el primer día, y lo mismo se repitió en la Bond Street, donde tuve que atarme las manos porque la tarjeta de crédito ardía en mi cartera al grito de "usame usame usame".

Fui al Tigre, al mercado de frutos y me morí de frío con el viento, pero ¡qué lindo que es! También le caí de sorpresa a una amiga que no sabía que iba, a parientes que hacía mucho no veía... en fin, me divertí como una loca y cuando me tuve que volver, me amargué como siempre. Nunca quiero venirme a casa después de estar allá.

Con respecto a la razón del viaje, además de despejar un poco la cabeza, tenía que ir al traumatólogo porque me duele mucho un pie, y acá me habían dicho que es porque soy muy alta nomás. Pues resulta que no: que la culpa la tiene el haber usado zapatos de horma angosta muchos años, y haber tenido alguna que otra mala profesora en danza. Mi amigo tremebundo y compañero de todos los días se llama Neuroma de Morton, y por suerte ahora ya tengo a quien putear tranquila. De acá a una mes, más o menos, si me sigue jodiendo, vuelvo a Baires y me opero. Lo que si, ya no puedo bailar más, porque no se la banca mi pata. Lo cual me jode bastante, porque yo tenía la ilusión de que si me operaba iba a poder hacerlo. No soy Eleonora Casano ni mucho menos, soy una boba nomás que hacía danza árabe y que ahora va colgar el caderín en la pared para que haga ruido con el viento.

Mañana me peso. No sé y quiero saber las novedades, pero les confieso que cuando llegué a casa y comí de nuevo comida sin sal, sin azúcar y sin calorías, me gustó mucho más de lo que pensaba. ¿Será que estoy aceptando que así no puedo seguir? Ojalá, los quince kilos restantes siguen ahí para recordarme que la felicidad no está oculta dentro de un bocadito de milanesa.

Pd: para compensar la lentitud en la actualización, les anexo las fotos de mi viaje, por si están al cuete y las quieren ver. Están todas sacadas con la cámara del celular, porque "allá te roban" y no quería llevar la cámara de verdad. ¡Tengo que dejar de mirar el noticiero!

viernes, 13 de agosto de 2010

En el bondi

Metete el guiso de arroz en el ocote, azafato peloduro!!
Simplemente para contarles que ni loca como esta comida plástica e hipercalòrica. Prefiero serle fiel a mi dieta y no probar bocado hasta mañana. Se matan los cheff (jà) de crucero del norte. Mañana les cuento màs del olor a  pata del cole, de los bebès llorones y del azafato mala onda.

jueves, 12 de agosto de 2010

Dieta Viajera

Luego de haber entregado mi tesina ayer finalmente (inserte cara de alivio feliz), parto para la ciudad de las avenidas y el ruido el día de mañana. Y eso implica una suerte de encrucijada. Como ya he comentado en otras ocasiones, los viajes y las dietas no se llevan muy bien que digamos, sobre todo porque cuando yo viajo, me gusta darme gustos y comer y probar todas esas cosas que en casa no consumo. También porque cuando uno viaja, no se anda llevando un taper con ensalada o un cuenco con sopa, o no tiene una cocina cerca para producir delicias light. Pero, sabiendo que la capi es una ciudad grande, donde hay miles de cosas para todos los gustos, calculo que tal vez en vez de dejarme llevar por las franquicias de comida pecaminosa (aunque sostengo que al menos un muffin me voy a comer, porque acá no hacen y quiero saber gusto a que tienen y si vale la pena tanto aspaviento que hacen los porteños con esas cosas), puedo llegar a pisar lugares donde la comida tenga menos de mil calorías el bocadito. Ahora, yo sólo me sé manejar en Barrio Norte, y más que nada por avenida Santa Fe, aunque voy a andar por Las Heras al 2900 para ir al doctor (no se dónde es eso, confío en que el taxista no me secuestre y me lleve a la clínica sin hacerme un paseo millonario).

Ahora, visto y considerando que Don Google Analytics (quien es muy mentiroso por cierto) me dice que la mayoría de la gente que lee este blog es de Capital, ¿que lugares baratos (onda bolsillo de docente/estudiante pobre) me sugieren para ir a comer cosas ricas que no me engorden? Tengo toda la intención de mantener la dieta esta vez y no caer en las garras de los arcos dorados (no porque me gusten necesariamente, pero porque están en todos lados como Dios). Se agradecen las sugerencias, ideas, direcciones, y demás. 
Me llevo la netbook y el modem pendorchito de Personal para actualizar desde allá, con fotitos y todo.

Deséenme suerte para la dieta y para el doctor, que falta que me hace. Si quieren saber porque voy exactamente, se los voy a contar después del diagnóstico, pero tiene que ver con la razón por la que dejé de hacer actividad física (se los dejo como inquietud).
Ah, y please sugiéranme cosas que posta que no tengo idea, llevo la guía T, pero para mí tiene menos lógica que un mapa del tesoro escrito en sánscrito. Y no es mi idea andar con un pote de apio en la cartera.

martes, 10 de agosto de 2010

El regreso de la Soprano Primera

En una pequeña aldea de Misioland, vivía una pequeña  larga niña que había nacido con voz de pito, pero amaba cantar. Soñaba con ser adoptada por Xuxa o descubierta por Cris Morena. Si bien esta niña estudió música, por ser muy  demasiado inconstante, nunca aprendió a tocar más que el feliz cumpleaños en el piano. Pero hete aquí que en coro le iba muy bien, porque había sido que esa voz no era de pito, sino de soprano primera, un registro apreciado, pero también censurado con el grito "¡callate que cantás horrible!" cuando se juntaba a guitarrear con los amigos. Cuando esta niña se mudó a Tuculandia, de casualidad, acompañó a una amiga a un casting para entrar en el Coro Universitario  de dicha provincia, el segundo más antiguo de Argenland, aclamado por su trayectoria, repertorios, y técnica. Y la niña, que ya no era tan niña, entró en el coro, así, de rebote.
Luego de tres años de cantar ahí volvió a tu tierra natal, y volvió también a su grupo de teatro comunitario donde la pusieron a cantar tangos de forma solista. 
Pero debido a varias circunstancias, dejó de ir a teatro, y dejó de cantar. Hasta que ayer, buscando música en youtube, se dio cuenta de que, además de estar en el peso que tanto extraña, había sido que cantaba lindo. Intentó cantar, pero resultó que tanto cigarrillo, del cual hace uso y abuso desde los 18, ha hecho que su voz se parezca más a la de un pato con afonía que a la de la pibita del video.
Así que habló con una amiga que canta hermoso, fue a ensayo del Coro Universitario de Misiones, y la pasó genial.
______________________________________________________

¿A qué viene el cuentito que nada tiene que ver con la dieta? A que a mí me encanta cantar, y que descubrí ayer que una de las razones por las que como es porque estoy triste porque extrañaba hacerlo. Así que en pos de la dieta y de mi chochera, volví a cantar hoy. Tengo que dejar de fumar, tengo que practicar, pero aunque haya que sacarle un toque de lustre a las cuerdas vocales, la base está. Y eso es muy pero muy lindo.


lunes, 9 de agosto de 2010

Aunque usted no lo crea

-Bienvenidos al Show de lo insólito, donde aquello que nadie cree posible sucede frente a nuestras cámaras. En esta ocasión, les contaremos el caso de la señorita MArt, quién abriera un blog para contar su dieta, el cual se convirtió en la ventana al mundo de los permitidos. Créase o no, esta señorita se paso un fin de semana de bacanal, rindiéndole honores al dios Baco, manchando manteles en brindis desaforados. Pero esto es sólo el comienzo. Cuando esta madame se pesó el lunes, ¡descubrió para su sorpresa que había adelgazado 400 gramos! Increíble, pero real.

_________________________________________________________


Le juro que no esta tuneada la foto (más allá de los corazones pocholos esos que le puse con el Paint). Bajé igual gente. Claro, los días anteriores al jolgorio había cumplido con mis parámetros dietistas y había hecho todo lo que debía hacer (bueno, casi todo). En fin, que el blog sigue teniendo razón de ser. Si seguía como venía, tenía que cambiarle el nombre a "No estoy embarazada: tan solo soy la reina del permitido".

La casa por la ventana

Ñoquis que noquean a todos los ñoquis
Y resulta que vinieron unos amigos mexicanos de visita, y entonces había que agasajarlos. Y a mí me encanta acompañar los agasajos. Así que salimos a comer, y en el restaurante no había nada light, así que tuve que sacrificarme y comer unos ñoquis con crema con nosequé con almendras tostadas. Y claro, como se me quedaron atorados, los tenía que bajar con algo, y no hay nada más triste que comer ñoquis con agua, así que tuve que hacer de tripas corazón y tomar vino, mucho, porque era muy pesada esa salsa. 





Y esa misma noche, como seguíamos de agasajo, fuimos a comer galeto, y como tardaba mucho mucho, había una panera linda linda frente mío. Y me ofrecieron pan con manteca y no pude decir que no. No se les puede hacer un feo a las visitas. Pero me abstuve y no tomé vino. Tomé cerveza. Y después fuimos a bailar, porque había que mostrarles la noche posadeña, y no se puede ir al boliche y tomar agua. Así que le seguimos aplicando a la cerveza.


El sábado, como teníamos que exponerles las delicias de la cocina argenta, les hicimos un asadazo con vino tinto de maridaje. Pero, como sabrán, no sólo de vino se vive en Argentina, así que los introduje a la fraternidad Branca de la mano de las dos variedades de dicha marca. Claro que ni daba que tomen solitos, así que como buena anfitriona yo acompañé  el  los brindis. Y como era sábado, y era un reencuentro de amistades separadas por el tiempo, seguimos con la alegría, dentro de la que entró el Mercosur de la mano de la refrescante Caipirinha. Pero al final decidimos que era mejor seguir con el purismo regional, y volvimos a la buena senda, haciendo cata de vinos.
Para despedida, unas buenas empanadas tucumanas (aunque estemos en Misiones), brindis y hasta la próxima.

En fin, vida dura durísima. Debo haber subido todo lo que había bajado. Pero loco, ¡qué buen fin de semana!

viernes, 6 de agosto de 2010

Flajelos

Formas de autoflagelarse cuando haces dieta:

1-Mirar programas de cocina: todas esas cosas deliciosas que sabes que no podés comer, ni oler (porque son tan ricas que hasta el perfume debe tener calorías) están en los programas de cocina como el que dan al mediodía en la televisión pública. Mucha manteca, mucha harina, mucha panceta. Todo el sabor. El pecado de la gula en un vistazo fugaz.

2-Ir a comprar ropa: este es el colmo. No hay nada que te pueda hacer sentir peor que irte a comprar un pantalón cuando sabés que estás gordita y te pusiste a dieta. Si bien sirve para que sigas tomando consciencia de que la cosa así no va, también es una especie de masoquismo tener que enfrentarte a la vendedora que te pregunta con cara de flaca qué talle sos. ¿Cómo respondés a eso? Le contás que estás a dieta y que hace 10 kilos atrás eras talle 40 pero que ahora ni idea o le pedís el más grande. Lastimosamente, por lo general el más grande a mi no me entra. Primero, porque soy alta y los pantalones siempre me llegan a los tobillos, y segundo, porque acá pareciera que solamente las pendejas palito/tacuara se pueden comprar ropa en los negocios lindos. ¿Solución? Termino comprándome ropa en el mismo lugar que mi mamá. Sí, Etam es ahora mi reducto de la moda. No les puedo contar al gracia que me hace compartir tendencia con mis tías, las cuáles superan ampliamente los 40.

3-Probarse la bikini: esto ya es maldad pura; está al mismo nivel que esos cassettes compilados de música triste para sentirse peor que grababa cuando estaba en la secundaria (díganme por favor que no fui la única que hacía eso, se los suplico). Probarse la bikini en invierno es como hacerse el harakiri con una barrita de cereal. Es OBVIO que las cosas no están en su lugar, que todo esta blanco como la nieve circundante, y que los YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales = celulitis) están como para que venga Petrobras a ofrecernos plata.

Pero bueno. Digamos que lo hago por la buena causa de convencerme de cerrar el buche hasta que lleguen las fiestas. Ya estoy deleitándome imaginándome la pavita que me voy a sampar en noche buena.

martes, 3 de agosto de 2010

Sin sal, sin azúcar y sin tiempo

Los últimos dos días han sido bastante pesados. Pesados al nivel de un guiso carrero, un submarino con churros, o un locro con todo y mandioca. Así de pesados, indigeribles, ricos en calorías, en sabor, pero no en "pasajerismo".
Como conté antes, estoy en vías de recibirme, así que estos últimos dos días estuve corrigiendo mi tesis para su presentación final, por lo cual de lo último que me ocupé fue de hacer dieta. Es más, me ocupé de darme gustos, ya que, pobrecita yo, estoy estresada, paranoica, y me merezco uno que otro pan con manteca y miel. Así que nada, no tengo mucho para decir, salvo que la teoría de la traducción no es para nada light, que se traga con tiempo y después de masticarla mucho.
Mis intentos dietéticos se han resumido a comer sin sal y sin azúcar, pero lo de la movilidad del panaco quedó en standby. Hasta que no me saque esta cosa de encima lo único que voy a seguir ejercitando son mis dedos al tipear (a esta altura creo que sería capaz de romper una nuez con una uña).
No importa, ya voy a seguir realmente con el régimen. Pero ahora no. Es lo mismo que cuando una quiere dejar de fumar, no lo podés hacer cuando se te viene el mundo encima, tenés mucho trabajo, o se te murió el canario. Tenés que hacerlo en vacaciones, cuando disponés de un toque de salud mental para que todo sea más fácil. Tampoco voy a decir que me morfé la vida, porque no es cierto, sigo consciente de que todo lo que engulla va a tener que ser bajado después o va a sacar la residencia en mis caderas, va a poner una prefabricada, y para quitármelo voy a tener que llamar a la doctora Rosenlfeld para hacerle un juicio de desalojo.

domingo, 1 de agosto de 2010

Feliz domingo

Salió el sol, está fresco y aunque tengo mucho por hacer y probablemente no asome la nariz fuera de casa en todo el día igual estoy contenta.
¿Por qué? Bueno, porque pese a haber sucumbido al llamado de cuanta milanesa se me cruzó, haber pecado y tomado fanta, aplicado a la chipa con total ahínco, y comido una buena porción de locro (es más fuerte que yo); aunque mi fuerza de voluntad es absolutamente vulnerable y soy la reina del permitido, ¡bajé 2,700! Aplausos, aplausos. Falta un tranco todavía, pero la balanza fue buenita conmigo y me dio una satisfacción.
Así que bueno, con los votos renovados, la esperanza de encontrar una actividad física que no me reviente pero me guste esta semana, y la cuasi-promesa de no sucumbir a cuanta hipercaloría se me cruce, empiezo agosto un tinquirín más flaca.
Vengan a mí sal sin sodio y sucaril bondadosos, salgan de mi vista chocolates y tentaciones rebozadas. ¡A por ellos!


Plan de la semana: si no encuentro un gimnasio que no esté lleno de réplicas de Barbie, o una clase grupal de algo donde no pasar vergüenza porque todos van para acá y yo voy para allá, me propongo poner música en casa y aunque sea hacer el meneadito mientras barro. La quietud de mis sentaderas es letal para mis planes bikineros.